Desde el día en que te conocí, me enamoré de ti. En ti vi todo lo que siempre imaginé. Pronunciaste mi nombre y yo supe por fin que así comenzaría un cuento que no tiene fin.
Estas palabras, de la canción Te amaré de Marc Anthony, definen a la perfección la historia de amor de Raquel y Luis, y también su boda, un día inolvidable para todos los que tuvimos el honor de compartirlo con ellos.
Cuando conocimos a estos novios supimos que su boda sería un día diferente, muy especial. Son una pareja que se cuida y se mima con total dedicación y esa forma de cuidar su amor es la que utilizaron para hacer del día de su boda un día único muy personal. Llevan 12 años juntos dejando, como ellos mismos dicen, que el rosal maravilloso que es su amor crezca.
Su boda tuvo lugar en pleno verano, el 19 de julio. La ceremonia fue la parroquia de La Gineta, donde tienen raíces familiares y donde se sentían más cerca de sus familiares que ya no están. Para Raquel la entrada en la iglesia fue un momento muy emocionante pues sólo quería ver a Luis como una niña pequeña que busca algo que ha soñado toda su vida. Antes de eso la acompañamos en otro momento clave, el encuentro con su padre ya vestida de novia y él de padrino. Simplemente con la mirada se dijeron todo, el agradecimiento a un padre y el amor hacia una hija.
Para la celebración ambos tenían claro desde un principio que querían un entorno diferente para hacer de la suya una boda totalmente personalizada. Además, buscaban un lugar donde fuera posible hacer la mayor parte de la celebración al aire libre. Y lo encontraron. El Club de Golf Las Pinaillas les permitía convertir en realidad su sueño.
La verdad es que para unos fotógrafos las posibilidades que brinda un lugar como éste son fantásticas. La luz, el verde del green, los colores del cielo atardeciendo… y, sobre todo, la complicidad entre Raquel y Luis fueron clave para su reportaje fotográfico.
En la organización de la boda jugó un papel fundamental Beatriz Valero, de Exclusivebodas.es. Captó desde un principio los gustos de la pareja y llenó el Club de detalles muy personales que reflejaban a la perfección el estilo y la forma de ser de Raquel y Luis. El buffet de postres o la mesa dulce hizo sucumbir a la tentación hasta a los menos golosos.
Como os hemos contado al principio esta boda fue muy especial y personal, cargada de detalles y recuerdos inolvidables. Raquel y Luis pasaron un día único, maravilloso, divertido e irrepetible. Y nosotros les agradecemos que nos dejaran vivirlo a su lado.
¡Que seáis muy felices!
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