Uno de los elementos más importantes en fotografía es la luz. Todos los que nos dedicamos a este mundo lo sabemos y hay días en los que, sin esperarlo, aparece esa luz natural perfecta para una boda.
Eso fue lo que nos pasó en la boda de Carmen y David. Su boda se celebró en los últimos coletazos de la primavera, el 31 de mayo. El día amaneció gris, lluvioso, de esos días que no parecen para una boda pero que, viendo el resultado de las fotografías y la felicidad que irradiaban los novios, acabó siendo perfecto.
Carmen y David lo vivieron como su gran día, con muchísima alegría. Poco importaba el tiempo, de hecho, fue una jornada de contrastes puesto que pese a que empezó con lluvia, durante la ceremonia, que tuvo lugar en la iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Albacete, lucía un sol espléndido.
En los novios se notaba una gran emoción. Disfrutaron de cada instante: los preparativos previos, el momento de vestirse, el traslado a la iglesia, la sesión fotográfica en la zona de la Universidad… Quienes conocen a David dicen que es un joven tranquilo, pero mientras esperaba a Carmen, en el altar, estaba nervioso aunque esos nervios se disiparon en cuanto la vio entrar. La ceremonia fue muy especial y participativa. Familia y amigos sorprendieron a la pareja con una foto del día que se comprometieron y leyeron unas frases preciosas sobre el amor, el perdón, la comprensión…
La celebración fue en el Hotel Santa Isabel, donde también vivieron muchas sorpresas como el vídeo que proyectamos sobre su boda. Según ellos mismos nos reconocieron fueron unas imágenes que emocionaron a todos. No se lo esperaban.
Y es que, Carmen y David son una pareja que se compenetra a la perfección. Comparten gustos, profesión, aficiones y se nota que se quieren con locura. Tras cuatro años juntos decidieron dar este paso y nosotros queremos agradecerles que nos dejaran vivirlo con ellos y que nos permitieran descubrir, en su boda, la luz natural más impresionante que hemos visto.
Pareja, os deseamos todo lo mejor. Os lo merecéis.
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